domingo, 19 de febrero de 2017

Un encuentro igual al resto

A veces un viaje en un pequeño tren por el que apenas pasan 50 personas al día te puede dar una lección sobre la vida cómo me la dio a mi.
Acababa de dejar mi maleta en el maletero del tren y ya me estaba acomodando en mi asiento y poniéndome los cascos que me habían dado al entrar cuándo note algo extraño. Delante mio se encontraba un señor con una bufanda que le cubría casi toda la cara, unas gafas y un sombrero que llevaba ceñido hasta las orejas, hasta ahí todo parecía normal pero seguía teniendo una corazonada de que esa persona me sonaba de algo. Ahí estaba yo rumiando mis pensamientos cuándo a aquel extraño personaje se le deslizó un poco la bufanda y cual fue mi sorpresa al distinguir la cara de..¡Pedro Duque!
En vez de lanzarme sobre él cómo gran fan que era intenté entablar una conversación amigable haciendo cómo que no sabía su identidad. Así, poco a poco nos pusimos a hablar sin que él sospechara nada, me esperaba una charla diferente, ya se sabe, si uno va a hablar con su ídolo se espera tener una charla diferente, pero me dejó indiferente.
Cuándo llegué a la casa de mis padres me pidieron que les contara todo lo que me había ocurrido desde que me fui, y cuando llegué a la parte de la conversación de la charla con Pedro Duque se emocionaron pero me sorprendí a mi mismo comentándoles que había sido una charla de lo más normal.
Porque sea la persona que sea, tenga el nombre que tenga, todos somos iguales.

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